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10 Mar

Este es el cuento premiado.

Publicado por elby

NIÑA TOBA

 

Espero que Tatita no se despierte. Despacito me voy a levantar. Total, tengo el guardapolvo cerca, me calzo las ojotas y me voy caminando hasta la escuela. El grillo de anoche no me dejó dormir, aunque ahora no tengo sueño. Ya desde ayer, cuando tatita sirvió  la sopa comenzó el alboroto y desde ahí no paró.  Los grillos son negros y gritones, como mi hermana Petra. También, cómo no va a gritar si desde que la mami se fue al cielo ella cuida  de nosotros  cada minuto de sus días. Por suerte Tobías se quedó dormido enseguida y durante la noche no me pateó ni una vez.  Ya con sus cinco años a cuestas pesa más que  yo. Petra duerme sola en el catre de al lado y siempre me  dice que tengo que compartir todo con él. Pero yo no quiero, y menos los cuadernos de la escuela,  esos que la señorita maestra me dio cuando empecé el tercer grado.  Son tan blancos y lisitos. Ya están cantando los gallos y si no me apuro voy a llegar tarde para izar la bandera, y como dice la señorita Nora a nuestro símbolo patrio hay que honrarlo y respetarlo con el saludo, con el guardapolvo limpio y el pelo atado. Pero ¿dónde dejé la vincha? Me parece que quedó en la palangana, afuera. Si abro despacio, la puerta de chapa no va a chirriar. Yo la quiero mucho a mi señorita, ella nos habla quedito, nos enseña los números y nos cuenta cuentos. También nos dice que debemos estudiar para poder ayudar a nuestro pueblo, los tobas, que son los más buenos del mundo y que se merecen algo mejor. Me acuerdo que cuando me preguntó mi nombre y yo le contesté Matilde me dijo que era un nombre muy dulce y  que le recordaba a una india araucana, Matilde Catriel, que luchó contra la invasión del blanco durante no sé qué época, pero que siempre se había sentido orgullosa de su raza, tal como debíamos sentirnos nosotros. Y luego, con los ojos negros fijos en mí dijo que está en cada uno de nosotros  terminar con la  discriminación que siempre hemos sufrido, que debemos reivindicar a esta comunidad que durante tantos siglos ocupó este territorio del Chaco argentino. ¡Ay! El rocío me moja los pies, ¡qué fresquito está!  Allá veo las paredes blanquitas de mi escuela, esperándome…

                                                   Cuento corto. Elba Ottaviano

 

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Acerca del blog

Este espacio intenta presentar opiniones y críticas literarias, musicales , fílmicas. Así mismo expresa mis vivencia en viajes y vagabundeos por el mundo.