En camping car por el Norte de Italia.II
124 km
Nuestro destino para los siguientes dos días era Venecia, pero para el tema alojamiento optamos por comodidad, al ir en coche, quedarnos en Padua, a unos 20 minutos en coche de Venecia. De camino a Padua fuimos a conocer la obra del arquitecto Andrea Palladio en Vicenza, un poco alejada de los gustos del turismo más habitual.
Vicenza tampoco está en la ruta turística muy común, pero me pareció una ciudad preciosa. Dejamos el coche en el aparcamiento no cubierto de la Piazza Matteotti. Desde ahí, en un paseo de dos horas puedes ver la obra de este arquitecto en la ciudad, entre ellas la Basílica Palladiana, que nos costó disfrutar por los numerosos puestos de mercado ambulante de productos de la zona que había en la Piazza dei Signori y por unos carteles a tamaño natural de futbolistas en todos los huecos de la fachada.
Piazza Prato della Valle, Padua
Para última hora de la tarde dejamos un pequeño paseo por Padua y por su magnífica plaza Prato della Valle. Es la plaza más grande de Italia. Su canal circular rodeado por decenas de estatuas de hombres ilustres, filósofos, escritores, sabios y médicos la hacen única en el mundo.
74 km ida y vuelta desde Padua
Desde Padua, con casi nada de tráfico, dejamos el camping car en el aparcamiento Car Park de Piazzale Roma. Previamente lo habíamos reservado por internet, a un precio 22,00 € por 24 horas, con plaza reservada y acceso por la entrada de abonados, con lo que evitas las colas.
Nuestro primer destino, Burano. En el propio aparcamiento puedes adquirir un bono de vaporettos para un día —o más—, y nos dirigimos a este pequeño pueblo tan pintoresco, tomando primero el 4.2 a Fondamente Nove, y desde allí el 12 a Burano. Curiosa la mezcla que se produce en él tanto de turistas como de señoras del pueblo barriendo las puertas de sus casas, o tendiendo la ropa, y pescadores limpiando sus barcas. Te encontrarás tiendas de encaje delicado, fabulosas y carísimas.
A media mañana de vuelta, dispuestos a disfrutar de Venecia. No voy a ilustrar las bondades y peculiaridades de esta ciudad, que ya explican mil guías y todas son útiles. Esta ciudad es para perderte en sus calles, para pararte en sus puentes a ver las pericias de los gondoleros en los estrechos canales, y para pasearte en vaporetto, góndola o taxi por el Gran Canal, que, como los venecianos dicen, es la calle más hermosa del mundo.
El Gran Canal desde el puente de la Academia
Parada más que aconsejable para comer un buen trozo de pizza recién hecha en Sansovino, en San Marco 2628, junto a Campo San Maurizio. Bien de precio, recién hechas, masa perfecta, y rellenos muy ricos. Para llevar: no tiene mesas.
242 km
El día anterior en Venecia había discurrido por la ruta más turística de la misma y queríamos dedicar una mañana al mercado de Rialto —habrá entrada contándolo— y a la zona de Venecia menos conocida y fuimos a pie desde Piazzale Roma hasta Rialto. Como era muy temprano nos hicimos un recorrido fantástico prácticamente solos —salgo algún veneciano con su carrito— hasta el mercado. A la una, cuando la ciudad ya se llenaba de los turistas que llegaban en masa desde cruceros y desde la estación de tren, nosotros decidimos seguir nuestro viaje.
A unos 42 km más y parada en Sirmione, a media tarde, a dar un pequeño paseo por la zona del lago Garda, sitio muy turístico. Un ir y venir de coches que entran y salen.
Unos últimos 40 km y parada en Brescia para recuperar fuerzas y hacer noche.
90 km
Nada nuevo que añadir a lo que os podéis imaginar de Milan: tiendas, tiendas, tiendas y más tiendas. Maravilloso el Duomo. Es el monumento más representativo y el icono de la ciudad. La Piazza del Duomo es un lugar muy concurrido y el punto perfecto para iniciar un recorrido paseando por Milán. A la propia plaza se abre la célebre Galería Vittorio Emanuele II, construida a finales del XIX, bajo cuyas bóvedas acristaladas te encontrarás tiendas de mirameynometoques y restaurantes finos.
153 km
El día de Turín lo dedicamos nuevamente a pasear y conocer la ciudad tranquilamente. Una delicia para caminar conociendo los monumentos de la ciudad, espectacular la Mole Antonelliana, sus cafés míticos y sus maravillosas pastelerías, donde se comercializan y se hacen algunos de los mejores chocolates de toda Italia.
270 km
Salir de Turín y empezar a disfrutar de paisaje verde y de montaña es maravilloso. Nuestra siguiente parada fue Aosta, un pueblo de los Alpes italianos, donde las tiendas de quesos, de esculturas de madera, cuero y encaje harán vuestras delicias, en un entorno de ciudad romana y medieval. Aparcamiento no cubierto en Piazzale Plouves.
Desde Aosta a 36 km, parada obligatoria en Courmayeur. Encontramos un sitio de picnic absolutamente recomendable a los pies del Montblanc, al que se accede por la Strada Entreves-Larcey, a la salida de la población.
Y luego, ya la frontera con Francia, regresando a nuestro hogar dulce hogar.